Florecen ásperos los pétalos
Y las yemas de mis dedos
Abandonan, ya carroña,
Pedazos de mi carne,
Obstinados en quedarse
Al festín de los insectos.
Tu clorofílico y voraz aliento
Absorbe embravecido
El néctar de mi sangre suicida,
Que se abandona a tus espinas,
Como ofrenda y alimento.
En este acto
Justifico mi existencia,
Y me entrego absoluto,
A tu belleza caníbal,
Para que puedas así…
Marchitarte con la paz de haber
Conocido lo que es el amor.
Fede Scollo. 10-09 a F. S por su nombre.